Mary MacLane: la llegada del Diablo

Mary MacLane

Mary MacLane (1881-1929)

Mary MacLane, nacida en Canadá (1881), es una absoluta desconocida allende las tierras que la vieron nacer. Incluso en su propio país es una suerte de desterrada, y quizás no nos extrañe si atendemos a su contundente carácter y a las desesperadas líneas que dejó escritas en una magnífica obra que ha sacado a la luz la editorial Seix Barral en excelente traducción de Julia Osuna Aguilar, acompañada de un prólogo de Luna Miguel: Deseo que venga el Diablo, publicado originalmente en 1902, cuando la autora apenas frisaba la veintena.

Asombran, desde el principio, la claridad y fuerza de la autora. Un testimonio que sin duda no está hecho para lectores sensibles, para espíritus maleables: «Tengo una capacidad maravillosa para la desgracia y la felicidad», asegura MacLane en los primeros pasos del libro, escrito a modo de diario (iniciado un 13 de enero de 1901). Una capacidad, de la que se jacta Mary, que no resulta en absoluto pedante, diletante ni asépticamente diseccionadora: las palabras, del todo desesperadas, se deslizan a lo largo de este texto sin apenas esfuerzo, y bien podrían pertenecer a cualquier autor existencialista del XIX o principios del XX, cuando la razón ilustrada, ya airada y contrariada, harta de darse de bruces contra las oscuridades que ella misma crea, intenta dar cuenta de sus más oscuros resquicios. Entonces, surgen los interrogantes, emerge la Mary MacLane escrutadora, filósofa, pensadora:

Creemos progresar prodigiosamente en las artes y las ciencias a medida que se suceden los siglos. ¿De qué sirve todo eso? No nos enseña el omniporqué, no hace que dejemos de preguntarnos qué es lo que hacemos y adónde vamos. […] Las artes y las ciencias avanzan y avanzan, pero seguimos preguntándonos. No hemos parado aún de sollozar.

MacLane

«El mundo es como una pequeña ciénaga llena de sándalo y espino blanco. Está lleno de cosas tan condenadamente hermosas…».

A pesar del ostracismo que la obra de MacLane sufre hoy (los temperamentos, más que los tiempos, son los que cambian), Deseo que venga el Diablo (inicialmente titulado La historia de Mary MacLane) vendió en su primer mes de vida más de 100.000 copias. Un auténtico best seller de la época. Y es que la envergadura de esta obra es gigantesca en todo: desde las francas reflexiones de la autora, pasando por las certeras y preciosistas descripciones de fenómenos que hacen que transite del mundo material al mundo ideal, hasta llegar a una desesperada y desesperante autonomía personal que da alas a su pluma. Es en este punto donde la MacLane más brillante hace acto de presencia. Su filosofía, que podríamos catalogar de sensualismo pesimista, muy cercano al que pudo desarrollar Philipp Mainländer en sus primeros años de juventud cuando redactaba Diario de un poeta, no deja de declarar las maravillas del mundo. Pero, a la vez, invoca sin cesar al Diablo, que en su caso no personifica una deidad maléfica, sino más bien la culminación de la vida humana, y de la suya en concreto, como un escenario en el que se da una lucha muy particular: la que tiene lugar entre la aspiración a la felicidad más plena y la imposibilidad, siempre vivida, siempre sentida, de acceder a ella. En MacLane, el acceso a la plenitud se encuentra enteramente vedado. Es el pensamiento de esta apasionante joven un pensamiento del límite, de la conciencia de la finitud: «No doy el paso. Me quedo en el borde, sufro», confiesa en los primeros compases del volumen.

El alma se torna ciega buscando, buscando y preguntando. Nada responde. Voy persiguiendo a gritos una Cosa desconocida, con toda la fuerza de mi ser; hasta el último nervio y fibra de mi cuerpo de mujer joven, y mi alma de mujer joven se alargan y se debaten en una inquietud desasosegante. […] Pero no, a nadie se vuelve loco. Al Diablo ni se le ocurre liberar a nadie de una condena tan primorosamente elaborada y artística.

Deseo que venga el DiabloMary MacLane se convertirá muy pronto, gracias a la labor de Seix Barral y a la traducción de Julia Osuna Aguilar, en uno de los baluartes del feminismo y en un clásico de la filosofía y la literatura. Hace falta que sea leída, que se preste atención a sus escritos, pero de seguro su influencia será vasta y definitiva en cualquier lector curioso que se aproxime a su figura. Y digo feminismo porque hablamos de una mujer del norte americano que no duda en firmar su independencia ante cualquier poder establecido, sea real o metafísico.

La «miseria de la Vaciedad», como ella misma denomina al proceso de desarrollo de la vida, consiste en un descubrimiento ante todo individual, de desenmarañamiento del mundo y de lo que éste trae consigo, una «procesión de las Posibilidades». El Diablo ha creado un universo del todo malévolo y aburrido, pero a la vez esplendoroso y magnificente: «El Diablo ha hecho todo esto, y también ha hecho seres humanos con capacidad para sentir». Tal es nuestra única y auténtica condena: percibir realidades y poder sentirlas, aunque sin lograr, nunca, desentrañar su sentido último. MacLane lo expresa de manera brillantemente paradójica: «En verdad el Diablo ha construido un lugar de tortura infinita: la hermosa tierra verde, el mundo. Pero ha hecho esa otra cosa infinita: la Felicidad».

Adentrarse entre las grises sombras ocultas de las cosas profundas es una empresa descabellada. Si lo hago, no es por gusto. Nadie lleva por gusto una piedra de molino al cuello. Cuando veo lo que hay entre las grises sombras ocultas –cuando veo una visión de Mi Yo–, se apodera de mí un pavor extraño y enfermizo.

Sólo una pequeña anotación crítica –aunque de grandes consecuencias– hacia la edición. En la contraportada del volumen, así como en los textos de promoción del libro, se cataloga a MacLane como «la primera bloguera de la historia». No se dejen engañar. No se trata de un libro cualquiera, es decir, no estamos ante una novedad editorial más frente a la que el lector pueda verse embaucado gracias a una sugerente puesta en escena. Deseo que venga el Diablo resulta una lectura imprescindible, y nada más lejos que el carácter moderno y casi telegráfico de un blog si lo comparamos con la prosa visceral, elocuente, llamativamente clara y filosófica de MacLane. Lean a esta mujer, trátenla de tú a tú (si se atreven, si ella se deja), y descubrirán un universo de pensamiento y literario aún por descifrar. No me cabe la menor duda de que se trata de una de los lanzamientos editoriales más importantes del pasado 2015. No se lo pierdan.

La vida nunca me aburre. Siempre hallo una profunda emoción en ella: en las cosas más simples y en todas las demás. Mas un trozo de muerte parece acecharme en todas las cosas. Siento que me desgasto literalmente contra las duras superficies de este gran mundo destellante. Mi vida es una marcha fúnebre consciente, un viaje lento y seductor hacia mi sepultura.

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