Dos gigantes de la mística alemana: Jakob Böhme y Angelus Silesius

Jakob Böhme: Sobre la vida espiritual

Quizás junto al Maestro Eckhart y Angelus Silesius, Jakob Böhme se erige como uno de los pilares más representativos del pensamiento místico universal. Su primera -y tardía- obra, publicada a los treinta y siete años, le permite obtener un consolidado círculo de adeptos pero, a la vez, genera una desdeñosa animadversión en las autoridades religiosas de símbolo protestante.

Si no acoges nada en tus deseos, eres libre con respecto a toda cosa, y estás por encima de todas las cosas al mismo tiempo: porque no tienes nada en lo que te complazcas, y eres como una nada para todas las cosas, y todas las cosas son también una nada para ti.

Jakob Böhme, La vida espiritual, 9

La lectura que os recomendamos para estudiar con paso firme el pensamiento de este baluarte del misticismo alemán, que tanto repercutió en autores posteriores y cuyo influjo llega hasta nuestros días, es un breve texto que Böhme redactó como parte de una obra de mayores dimensiones (El Camino a Cristo), y cuya traducción al español reza Sobre la vida espiritual.

Cuando el alma muere a su propia voluntad y ya no quiere nada sino lo que Dios quiere, ahí es donde habita el amor.  Porque en la medida en que muere en uno mismo la voluntad propia, el amor toma posesión del lugar en el que anteriormente residía la voluntad propia.

Jakob Böhme, La vida espiritual, 29

Jacob Böhme

Böhme comienza a escribir tras ser víctima de una revelación, en la que se da un encuentro entre su ser finito y la Totalidad. No deja de resultar singular que un hombre que apenas sabía leer y escribir (sus oficios conocidos, antes de entregarse a la actividad intelectual, fueron los de pastor y artesano zapatero) causara una suerte de cisma en el cristianismo protestante, que comenzó una campaña de acoso y derribo contra nuestro protagonista. Tal es así que se piensa que su muerte, sobrevenida poco después de tener que testificar ante la suma corte consistorial por el contenido de sus obras, se debió al estado de nervios al que Böhme fue sometido.

Tu voluntad tapona tu oído, […] te introduce en un abismo y te cubre con la sombra de aquello que quieres, de tal modo que no puedes elevarte hasta las cosas sobrenaturales y suprasensuales.

Jakob Böhme, La vida espiritual, 5

Sobre la vida espiritual consiste en un diálogo entre un maestro y su discípulo en el que, como el propio Böhme explica, se intenta explicitar «de qué manera puede el alma alcanzar a contemplar a Dios y oír a Dios», y, después, «cómo pasa el alma de la naturaleza a Dios, y de nuevo de Dios a la naturaleza de la ipseidad». Toda una declaración de intenciones nada desdeñable. En este camino, que el lector habrá de descubrir, sentir y experimentar de la mano de los protagonistas del diálogo, Böhme abogará por la renuncia de nuestra voluntad y del yo (ipseidad, Selbheit), y nos instará a convertirnos en una nada para nosotros mismos y para las cosas, de tal modo que la trascendencia pueda ser escuchada por nosotros y podamos, al fin, ser testigos de aquello que por sí mismo es «inexpresable con palabras».

[En quien no brilla la luz divina] lleva el infierno dentro de sí. Así permanece interiormente en el infierno sin necesidad de entrar en él, porque, dondequiera que esté, está en el infierno.

Jakob Böhme, La vida espiritual, 38

Angelus Silesius: Peregrino Querubínico

Coincidencia o no, Angelus Silesius nace el mismo año en que Jakob Böhme fallece, como si de alguna manera recuperara y continuara no sólo el legado místico del maestro; también, sirva la metáfora, «resucita» carnalmente sus ideales.

Tienes en ti lo que quieres. El cielo está en ti, y también los tormentos del infierno: lo que tú eliges y quieres, en todas partes lo tienes.

Angelus Silesius, Peregrino Querubínico, I, 145

Conocido tradicionalmente como «el último de los místicos alemanes», Silesius cambió de nombre tras convertirse al catolicismo (su nombre de pila fue Johannes, de apellido Scheffler). Como Böhme, también Silesius se vio obligado a huir de la presión protestante que se cernía sobre su obra, uniéndose -como hemos apuntado- a las filas católicas.

La condenación está en el ser. Por más que un condenado estuviese en el más alto cielo, seguiría sintiendo el infierno y sus tormentos.

Angelus Silesius, Peregrino Querubínico, V, 15

Por resultar su escrito más representativo, y porque contamos con excelentes traducciones al español, os recomendamos la lectura de Peregrino Querubínico, un compendioso tratado, redactado en una accesible prosa, dividido en seis secciones que tratan siempre los mismos asuntos desde diversas perspectivas. El subtítulo de la obra es lo suficientemente elocuente: «Epigramas y máximas espirituales para llevar a la contemplación de Dios».

Angelus Silesius

El esclavo de sí mismo. Tú no quieres ser esclavo, y no puedes negar, sin embargo, que sueles ser el esclavo del amor a ti mismo.

Angelus Silesius, Peregrino Querubínico, VI, 109

El núcleo del pensamiento de Silesius se sitúa (y nótese, en este sentido, la notable influencia de este autor en la doctrina ética de todo un Arthur Schopenhauer) en la renuncia y superación del yo, de la egoidad -de un modo similar a como ocurría en Böhme-. Nuestro yo no es más que una ilusión que convierte nuestro ser interior en una auténtica máquina de desear… que puede volverse terriblemente insoportable. Es por eso que, a medida que nos expulsamos de nosotros mismos («huir de ti mismo», en expresión de Silesius), más fácil y progresivamente se adentra en nuestro espíritu la idea de infinitud y, al fin, de la divinidad. Quien no busca el Todo y se busca a sí mismo es, y será, esclavo… de sí mismo, y hará de su estado y condición un completo infierno.

Tu cárcel eres tú mismo. El mundo no te contiene: tú mismo eres el mundo que tan duramente te tiene prisionero en ti.

Angelus Silesius, Peregrino Querubínico, II, 85

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