Sofía Casanova, una pionera del periodismo

Casanova SSofía Casanova (1861-1958) es un personaje desconocido, incluso en su tierra, Galicia.  Controvertida y extraña vida la que llevó esta mujer, nacida el 30 de septiembre en A Coruña. Su padre abandona a la familia siendo ella pequeña, lo que les supone vivir en penuria y socorridos, en parte, por el abuelo, Juan Bautista Casanova. A los doce años se traslada con su madre, hermanos y abuela a Madrid, donde comienza sus estudios de poesía y declamación. A los quince años su madre envía unos poemas encontrados en un cajón de su habitación al Faro de Vigo, sin que ella sepa nada. Un mentor amigo de la familia real la introduce en la corte de Alfonso XII, donde es reconocida como poeta insigne. El rey se muestra rendido admirador de la poesía de Casanova y costea su primer libro.  Con tan sólo veinte años, Sofía hace amistad con Emilia Pardo Bazán,  Concepción Jimeno Gil, Zorrilla o Manuel Machado, entre otros. Se movía tanto en la corte como en los ambientes intelectuales con la facilidad que le proporcionaba su genio.

Al tiempo, conoce al que sería su marido, el polaco Wincenty Lutoslawski, con quien marcha a Polonia, instalándose en Drozdowo, siendo, desde entonces, Polonia su segunda patria, profesándole un amor profundo hasta el final de su vida, sin dejar por eso de amar Galicia, a la que vuelve todos los años cada verano. La pareja tiene cuatro hijas. Pierde a una de ellas con cinco años, lo que la sume en una profunda depresión. Su matrimonio comienza a hacer aguas debido a que Lutoslawski buscaba un  hijo varón para perpetuar el apellido… con otras mujeres. Cansada de sus infidelidades y distanciamiento, Sofía decide abandonarle y vuelve a España. Durante los años que vivió en Polonia jamás perdió ni el arraigo ni el idioma.

Con los diversos viajes de su marido, aprovechó para seguir escribiendo y aprender, además de castellano y gallego, idiomas que ya conoce, francés, inglés, alemán, polaco, ruso y portugués. Conoce a Tólstoi, a Marie Curie y a Morel Fatio, de quien escribió una biografía.

Al volver a España en 1905 colabora con ABC, DebateBlanco y Negro. Castelao ilustra uno de sus libros: Princesas del amor hermoso. Imparte numerosas conferencias y realiza obras sociales. En 1906 es nombrada miembro de la Academia Gallega de las Letras. Estrenó una obra de teatro, apadrinada por Galdós, al que le une amistad y ciertas ideas misóginas. El argumento de la obra condenaba el feminismo resurgente en Europa como causa de desorden familiar. Sofía Casanova tuvo siempre un ideario conservador, monárquico y profundamente católico, a pesar de su peripecia vital.

Sofia-Casanova-oldEn una de sus vueltas a Polonia, donde viven sus hijas, es sorprendida por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Se hace enfermera, dirigiéndose al frente, lo que convulsiona su vida, pues observa de primera mano el horror bélico. Las peripecias que sufre  atendiendo a innumerables heridos de campaña darían para una larga novela de aventuras. Propugna en sus crónicas, que no dejó de enviar a España, un distanciamiento de Alemania. Se sentía profundamente nacionalista polaca, por lo que tomó conciencia de la nación que adoptó y propugnó su independencia. Cuando los alemanes entran en Varsovia, huye con una de sus hijas hacia Minsk, Moscú y, poco después, se traslada a San Petersburgo.

Presencia la caída del zar, con el que ha sido critica, por la corrupción y el desbarajuste que presencia en los últimos tiempos. Narró, como corresponsal, la muerte de Rasputín y entrevistó a Troski, al que consideraba el más inteligente integrante de la Revolución. Está presente en todos los sucesos de la revolución de octubre. Presencia, aterrada, el fusilamiento de la familia del zar. Su profundo conservadurismo la mantiene adepta a la monarquía como forma de gobierno tradicional. En las revueltas revolucionarias recibe un golpe en los ojos, lo que le hace gran parte de su visión, que no recobrará jamás.

En 1918 Polonia recupera la libertad, Sofia Casanova vuelve a su amado país de adopción a celebrar su independencia. Poco después regresa a España, donde es recibida como heroína, con numerosos homenajes y convertida en la primera corresponsal de guerra mujer de la historia. Desde 1920 a 1930 escribe de continuo más de 400 artículos. Es propuesta para el Premio Nobel y le conceden diversas condecoraciones en España.

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A la izquierda, Sofía Casanova. Sala de heridos del hospital de urgencia de la estación Varsovia-Viena (abril de 1915)

Contempla la llegada de la República con el escepticismo y la prevención de quien aborreció la revolución bolchevique. Se da la circunstancia de que el gobierno cerró ABC, con lo que ella perdió su trabajo, lo que jamás perdonaría al régimen republicano. Siempre temió que en España se reprodujeran los sucesos de octubre en Rusia.

En 1938, ya en plena guerra civil, Franco la manda llamar y se reúne con él en Burgos, quedando entusiasmada con su figura y lo que representaba el golpe militar al que apoya sin fisuras. Vuelve a Polonia, donde la historia vuelve a salir a su encuentro ya que la sorprende el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Vive con cierta tranquilidad en la Polonia ocupada, bajo la protección de España. Contempla desolada la terrible realidad de los campos de concentración, pero poco hace por denunciarlo. Regresa a España con la División Azul.

En 1952, la Real Academia Gallega la nombra miembro honorario. Intenta seguir escribiendo, desde la precariedad de estar completamente ciega. Dicta a su nieto los artículos que piensa publicar y él se los trascribe. Torcuato Luca de Tena le da la espalda, negándole la posibilidad de seguir publicando en ABC, lo que la desanima totalmente. Pierde la voluntad de vivir, regresando a Polonia para morir poco después, el 25 de enero de 1958.

A lo largo de su intensa vida, Sofía Casanova escribió más de 1200 artículos, cinco novelas, ocho novelas cortas, numerosos relatos, ensayos, teatro y poesía, y tradujo además diversas obras de otros autores. Una magna obra que se ha desdibujado al igual que su figura. Quizá ser mujer, ser de derechas pero rebelde y libre, conservadora pero rompedora en su propia vida, le haya pasado factura. Sofía Casanova se ha movido en tierra de nadie, sin cobertura ideológica coherente. Sea como fuere, su historia y su obra bien merecen una revisión.

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