Pensamiento zen: la vida como cambio

Aunque existen desde hace varios decenios, el número de publicaciones de libros de autoayuda comenzó a experimentar un auténtico auge con la llegada del nuevo siglo, y no son pocos los lectores que actualmente deciden acudir a sus páginas en busca de consejo, asesoramiento e incluso consuelo.

Sin embargo, estas obras pecan a veces de una insultante presuntuosidad y, en ocasiones, están escritas por autores de muy cuestionable reputación. El lector no puede dejar de dudar sobre si se trata de un mero producto comercial o si, por el contrario, encontrará en el libro en cuestión el material que anda buscando.

Los seres aparecen y desaparecen, pero la llama de la vida, el impulso generador que anima a todas las existencias y que subyace en toda la creación, nunca aparece y desaparece, arde eternamente, sin un principio ni un fin.

Philip Kapleau

Piedras zen

Por otro lado, topamos con ciertas obras que, sin caer en el cajón de sastre de los libros de autoayuda, enriquecen al lector desde un punto de vista existencial, o si se prefiere, vital. Tal es el caso del volumen que nos ocupa: El zen de la vida y de la muerte, de Roshi Philip Kapleau, quien estudió y enseñó zen durante cuarenta y cinco años y fue uno de los fundadores del zen en Estados Unidos, donde estableció el Rochester Zen Center en 1996.

El autor parte de una clara premisa: la alienación del Yo, siempre en busca de una paz interior que nunca llega. «Si no obtenemos respuestas satisfactorias, nuestro corazón alberga una atormentadora angustia que agria la más dulce de las experiencias de la vida», explica Kapleau.

El mundo que percibimos es una reconstrucción creada por los limitados instrumentos de nuestro intelecto y de nuestros cinco sentidos. Y, por ello, cualquier cosa que intentemos inteligir no es más que un aspecto de la verdad. Lo que está más allá de la comprensión -lo incognoscible- escapa demasiado frecuentemente del potencial de nuestras potencias intelectuales. Desde el punto de vista absoluto de la naturaleza original, asegura Kapleau, los términos «subjetivo» y «objetivo» carecen de validez. Por eso, incluso, podemos decir que la vida es la no-vida y la muerte la no-muerte.

El nacimiento y la muerte momentáneos, es decir, la creación y la destrucción momentánea, ocurren a cada millonésima de segundo, o a la misma e increíble velocidad fenoménica a la que las células viejas mueren y las nuevas nacen. […] Por lo tanto, vivir es morir, y morir es vivir. En realidad, con cada inhalación renacemos, y con cada exhalación morimos.

Philip Kapleau

Zen de la vida y la muerteDesde esta perspectiva, es el poder (o fuerza o energía) del universo lo que anima a toda la existencia. Expresado de manera simple, todos los fenómenos son transformaciones de la verdadera o esencial naturaleza: todo cuanto existe está sujeto al proceso de una infinita transformación, lo cual constituye su verdadera naturaleza. Ahora bien: ¿de dónde proviene esa «verdadera naturaleza»? Del sunyata, explica el autor, palabra sánscrita usualmente traducida como «el vacío» o «la nada». Pero este sunyata no es una mera vacuidad o una cifra negativa, sino algo vivo, dinámico, incorpóreo, más allá de la individualidad o personalidad, es la matriz de todos los fenómenos.

Nada tiene en sí mismo una vida absolutamente perdurable; todas las formas están vacías de sustancia, y nada hay que esté cambiando a cada momento. Todo fluctúa continuamente, formándose constantemente dependiendo de causas y condiciones, desintegrándose y formándose de nuevo. Así, el miedo a la muerte, por ejemplo, parece estar fundado en un intenso sentido del «yo» -un apego al yo perecedero- y a la sensación de que la muerte provocará su disolución. Tememos a la muerte porque la vemos como el fin de nuestra existencia, que nos precipita en el olvido.

La propia esencia de la vida es el cambio, mientras que la esencia de los apegos es retener, estabilizar y evitar el cambio. Por eso el cambio se nos aparece como sufrimiento. Si no viésemos los objetos o estados de existencia desde un punto de vista posesivo o de goce egoísta, no nos sentiríamos turbados en absoluto por su cambio ni por su desaparición. […] No es el mundo o sus cambios lo que nos causa sufrimiento, sino nuestra actitud hacia ellos, nuestro apego, nuestra ansia e ignorancia.

Lama Anagarika Govinda

Nuestra verdadera esencia es como un espejo que refleja los diferentes fenómenos. Éstos poseen una existencia limitada en el tiempo y en el espacio, y en este sentido son, en última instancia, irreales. Pero el espejo en sí mismo es permanente y real, en tanto que proyecta diferentes imágenes sin dejarse alterar por ellas.

Zen: abreviación de zenna, transliteración de la palabra china channa (o chan), la cual es, a su vez, la transliteración de la palabra sánscrita dhyana. Esta última tiene muchos significados en el hinduismo, sin embargo, en el budismo zen, este término significa, por lo general, el cultivo, principalmente a través de la meditación, de la concentración, la quietud y la estabilidad del cuerpo y la mente.

El zen de la vida y de la muerte 

Un libro muy adecuado para acercarse al pensamiento oriental, cada vez más presente en Occidente, que nos transmite de una manera cercana, fidedigna, amena y accesible una guía práctica del arte de vivir y de morir a través de la dilatada experiencia de Roshi Kapleau, antiguo y apreciado maestro budista zen.

3 comentarios en “Pensamiento zen: la vida como cambio

  1. Muy bueno, ¿cómo no lo extrapolas a la política? me refiero a por qué tú que has sido creador de está idea no extrapolas está idea en este post: http://apuntesdelechuza.wordpress.com/2012/11/13/la-pluralidad-de-la-crisis-y-la-huelga-general-14-n/ el cuál curiosamente lo leí antes que este. He de confesar que no he leído todo tu blog, solo algunos artículos, pero estos dos me han movido a escribirte y a la reflexión. Gracias!!!!

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