Héctor Escobar Gutiérrez. Una conciencia de fuego

Su ya mítica imagen tiene un encanto establecido más allá de la configuración de su obra. Hay en su vida y en su literatura una invocación a la marginalidad que sólo puede darse en un espíritu libre. En la exigencia y en la disciplina de quien escribe con la más depurada filigrana; en la conciencia…

Los vestigios de Eros

Los claroscuros de un contorno, el desbordamiento de la piel, los rastros de un aroma, el abismo de un beso, la música del cuerpo. Los sentidos pueden definir los matices que se revelan en la inmediatez de los deseos y de las carencias. La avidez, la conquista, las ausencias. En estos juegos se cumplen nuestras…

Todos somos sofistas

¿No llama Lisias sofista tanto a Platón como a Esquines? Elio Aristides ¡Sofistas! ¡De su presencia inicua, corruptora de la racionalidad, no puede provenir sino el error, la vanidad, el desafío a la ortodoxia! Así debe expresarse quien exalta la posibilidad de dirimir con suficiencia cualquiera de las aporías a las que suele conducir la…

Filosofías. La multiplicidad de sus caminos

Las concepciones monolíticas de la filosofía hacen que se tenga de ella una idea lo suficientemente limitada como para estrechar las rutas por donde transita. Esta afirmación se desprende de los caminos, de la experiencia, del atributo más explícito de los variados matices del pensamiento, cuando, a la hora de establecer sus alcances, se constituye…

Nietzsche: las rutas de un dios mortal

La filosofía trastorna su seguridad y su propia suficiencia cuando se pone en escena un pensar altamente corrosivo, marginado de las cohesiones a las que suele encasillarla el academicismo que rige sobre su ímpetu primigenio. Por ello, cada vez que en ella se desborda el ánimo de quien suministra un ámbito constitutivamente crítico, en su…

George Berkeley: los sueños de la razón

De entre la estirpe de pensadores que han desafiado la realidad, o al menos lo que se supone que sea tal cosa, George Berkeley figura sin duda entre los más destacados representantes de una empresa tan estrambótica como atrayente. Sentado en una silla, frente a un escritorio, debo suponer que ni la silla ni el…