La agonía del tiempo

El tiempo es un cadáver. Nuestro presente engendra una temporalidad desanimada, vaciada de sentido, despojada, en definitiva, de cualquier tipo de vitalidad. Vivimos, por un lado, en un imperativo de amnesia, y, por el otro, que es igual o más perverso que lo anterior, deambulamos por un (ab)uso interesado y pernicioso del pasado. O bien…