Levantarse frente a la idioticracia: despertar la responsabilidad civil

Hace algunos años, una campaña publicitaria de un organismo público eligió como eslogan la siguiente fórmula: “No tenemos sueños baratos”. De alguna manera, quien lo leyera debía declararse pobre, al menos implícitamente, y relacionar sus carencias –fueran del tipo que fueran– con el elemento estrictamente dinerario. Ya el sociólogo Émile Durkheim había escrito, muchas décadas…