Ernst Jünger, el testigo de un siglo de horror

Conocí a Jünger en San Lorenzo de El Escorial poco después de que hubiese alcanzado la centuria de vida. Mantenía, a pesar de lo añoso, un porte erguido y una figura estilizada, aparentemente ágil y alerta a lo que pudiera suceder. Los rasgos afilados y su abundante pelo blanco le otorgaban un halo de inteligencia…