La desesperación como cumbre de la lucidez: Emil Cioran

Hermida Editores publica, por primera vez íntegra en español, la edición de una de las obras fundamentales (y fundacionales) del pesimismo del absurdo de Emil Cioran (1911-1995), una de las plumas más sobresalientes del siglo XX y autor siempre polémico y contundente que algunos dudan en catalogar propiamente de filósofo. Rasgos que hacen de él una figura tan atractiva como enigmática, casi sublime, por cuanto despierta pasiones de todo tipo. Nos referimos a En las cumbres de la desesperación, volumen presentado en traducción de Christian Santacroce, que también escribe una breve pero enjundiosa introducción. Asiduo lector y estudioso de Kant, Schopenhauer, Nietzsche o Shestov, Cioran se licencia en Filosofía en 1932 (Bucarest) y, desde entonces, no dejaría nunca su carrera como escritor, hasta llegar a ser conocido como uno de los maestros insoslayables del aforismo.

En las cumbres de la desesperación Cioran

Todavía siendo estudiante, en marzo de 1932 (tenía apenas veintiún años), Cioran ya está convencido de la fuerza que habría de concentrar y manifestar En las cumbres de la desesperación. En abril está más que decidido y, como leemos en una de sus confesiones de aquella época, siente la imperiosa necesidad de retirarse del mundo para culminar su obra: «Tengo la poderosa impresión de una acumulación de experiencias interiores que requieren ser dilucidadas […]. La escritura sólo tiene valor por cuanto objetiva una vivencia, por cuanto más allá de la expresión encuentras la vida; más allá de la forma, el contenido. Quisiera escribir algo con sangre«.

Palabras que, como apunta Santacroce, pudieran hacer velada alusión a aquellas otras de Nietzsche en Así habló Zaratustra: «Shreibe mit Blut: und du wirst erfahren, dass Blut Geist ist», sin duda un contundente imperativo no apto para aprehensivos espirituales: «Escribe con sangre: y experimentarás que la sangre es el espíritu». Cioran tomó la premisa nietzscheana al pie de la letra y aseguraba: «Todo en mí es herida y ensangrentamiento, de esto me he convencido definitivamente. El sufrimiento me ha dado, sin embargo, el coraje de la afirmación, la osadía de la expresión y la tendencia a la paradoja».

Pero ¿es que hay algo que ganar en este mundo? […] Estamos tan solos en la vida que uno se pregunta si la soledad de la agonía no es un símbolo de la existencia humana. […] No hay lágrimas ardientes si no es en soledad. […] ¡Estamos tan separados de todo! Y todo lo existente, ¿no es acaso inaccesible?

Porque el espíritu, en su insondable e irrealizable pluralidad, no puede darse o manifestarse de una vez para siempre, de manera definitiva, aunque sus tendencias parezcan claras a cada momento. De ahí la paradoja, el enigma, el secreto. El sufrimiento que acompaña a esta pluralidad de direcciones no se traduce en Cioran, como pudiera suponerse, en un abatimiento, en un ennui o spleen à la Baudelaire o à la Pessoa, sino, todo lo contrario, en su más terrible y despiadada afirmación, como el propio Cioran aduce, con independencia de las consecuencias: la vida sólo puede encontrar una vía para superar la confusión, el dolor, el tedio y el sinsentido, y es su plena afirmación. Decir sí al continuo no que es la existencia: he aquí la pasión del absurdo.

En la cumbre de la desesperación, la pasión del absurdo es lo único que arroja ya una luz demoníaca sobre el caos. […] Sólo abrazando el absurdo, amando la inutilidad absoluta, es decir, algo que no puede adquirir consistencia, pero que, mediante la ficción, puede estimular una ilusión de vida. […] A quien en la vida lo ha perdido todo, sólo le queda la pasión del absurdo.

cioran2

Frente al absurdo que Albert Camus presenta en El mito de Sísifo, que nos enfrenta al abismo de nuestra libertad y que se supera a través de la acción comprometida (con el mundo, con el otro, con la sociedad y mediante el empeño por alcanzar la justicia), en Cioran, al contrario, todo está perdido desde el principio para quien conoce la dinámica del mundo: «¡Cuánta soledad es necesaria para tener un espíritu! ¡Cuánta muerte en vida y cuántos fuegos íntimos!». He aquí la valentía de su pensamiento, su heroica propuesta como filósofo del absurdo que, lejos de dar un no a la vida, le planta cara (con todos sus miedos, pesadumbres, incertidumbres y pesares) y –en parte con humor, en parte con un ácido sarcasmo– decide afirmarla hasta sus últimas consecuencias. Surge así lo que Cioran llama «el método de la agonía»:

Es como si todo lo que en ti tiene sustancia y consistencia desapareciera en una extenuante fluidez […], una extenuación que te consume y destruye. Entonces no hay ya esfuerzo, ni esperanza, ni ilusión que te convenga. Quedar perplejo ante tu propia catástrofe, incapaz de todo acto o pensamiento, inmerso en una gélida y pesante oscuridad. […] ¿La agonía como lucha? Mas ¿contra quién y para qué?

Hay quien sostiene (casi siempre desde el más empalagoso y estupidizante optimismo que tiende a dejar todo como está) que Cioran no fue más que un literato de formas originales y un enfant terrible más de cuantos ha parido la historia de la filosofía. ¡Como si esto ya fuera poco! Pero, mucho más allá de la atronadora fuerza de sus escritos y de sus poses literarias y existenciales, en el caso particular de este En las cumbres de la desesperación (y quizá también en su Breviario de podredumbre y Ese maldito yo, por destacar dos de sus obras fundamentales) nos situamos frente a un pensador exquisito, tajante, meticuloso y, sobre todo, sincero consigo mismo y con sus contemporáneos: Cioran traza desde el principio la talla de la mediocridad en la capacidad que un individuo posee para asumir el absurdo que es la vida. Sin condiciones. En el meollo del más abismático pavor.

Los sanos, normales y mediocres no conocen la experiencia de la agonía ni la sensación de la muerte. […] Es inherente a la estructura del equilibrio superficial de los seres normales sentir la vida en una autonomía absoluta con respecto a la muerte y objetivar ésta como una realidad trascendente. […] Vivir sin el sentimiento de la muerte es vivir la dulce inconsciencia del hombre ordinario, que se comporta como si la muerte no constituyera una presencia eterna e inquietante.

Se puede existir de muchas formas; pero para vivir, humana y plenamente, sólo existe un camino: asumiendo el sentimiento de lo irreparable, de lo irremediable, que acompaña siempre a la conciencia despierta. La filosofía de Cioran, ya se ha dicho, es un enorme y rotundo sí a la vida… a pesar de todo: «Vivir sólo es no pedir ni esperar nada más de la vida. […] Los grandes solitarios no se retiraban para prepararse para la vida, sino para soportar, interiorizados y resignados, la liquidación de la misma». Quien suscribe estas líneas ha empleado su pensamiento para ayudar a personas al borde del suicidio, con trastornos psicológicos y psiquiátricos más o menos severos (depresiones, TAG, TLP y otros) y, lejos de lo que pudiera pensarse, el desbordado pesimismo de Cioran me ha permitido comprobar cómo pisar el abismo puede permitir, precisamente, tener un suelo que pisar: cuando todo está perdido no hay nada que perder ni que ganar. La vida se conquista en su asunción. Tal es el gran legado de Cioran. Un legado insustituible que se muestra en su mejor y más clara forma a través de las páginas de En las cumbres de la desesperación. Un legado que, en fin y en ocasiones, no se ha sabido entender (y que sigue malinterpretándose) pero que llama a una lucidez que no atemoriza, sino que calma y nos hace reposar en la certeza de que, en esta vida, nada se resuelve: ¿necesitamos alguna otra certidumbre?

A pesar de que la vida es para mí un suplicio, no puedo renunciar a ella, puesto que no creo en el absoluto de los valores transvitales como para sacrificarme en nombre de ellos. Siendo sincero, debería decir que no sé por qué vivo ni por qué no dejo de existir. Probablemente, la clave esté en el fenómeno de la irracionalidad de la vida, que la mantiene sin motivos.

15 comentarios en “La desesperación como cumbre de la lucidez: Emil Cioran

  1. Entonces las tres ediciones de Radfael Panizo enTusquets son incompletas?
    Rogaría aclaración.
    Enhorabuena por el vuelo…que sigo con mucho inerés y muchas gracias
    Si le interesa algun estudio o traducción de Tzara tengo todsa su pobra per-vertida al castellano. Sus ensayos obre artre y sobre poesía me parecen muy a cordes con el contenido tu revista

    Me gusta

  2. Enhorabuena por El vuelo de la lechuza que sigo con mucho interés, una duda …entonces las tres ediciones de Tusquets, traducidas por Rafael Panizo..¿son incompletas?
    No recuerdo si le comenté que he per-vertido al castellano las Obras Completas de Tzara, considero que un escrito explicando sus ensayos sobre artre y sobre poesía e incluso algún fragmento de estos inéditos, podrían tener cabida en su revista
    Un saludo cordial.
    Manuel Puertas

    Me gusta

  3. No hace mucho vi un vídeo por youtube de Fernando Savater hablando sobre su relación con Cioran, sus viajes a París y las cenas que compartía con el filósofo rumano. Cioran lo reprendía por la que, según él, confianza que tenía en el género humano, al que no le auguraba un futuro libre de sufrimiento y angustia. Yo siempre he sentido, al leerlo, una angustia decadente en cada una de sus palabras, un claro escepticismo ante la vida. Imposible en un filósofo pesimista encontrar esperanza alguna en el futuro, cuando este no existe ni se le espera. La esperanza es un arma peligrosa para una especie que nació bajo la égida de la depredación, no existe nada más fútil que creer en el futuro. Siglos, milenios, pensando en un futuro… De poco nos ha servido, solo ir procreando nuevos individuos que expanden miedos, dolor, sufrimiento, envidias, guerras… La incapacidad del humano por sobrellevar el miedo a la muerte, su auténtica angustia vital, nos convierte en marionetas de aquellos que nos gobiernan, nos dicen qué temer, con quién confiar y por qué obedecer. Me hubiera encantado conocer la opinión de Cioran, Schopenhauer, Nietzsche o Mailänder sobre la inmensa necedad, ignorancia o estupidez que ha envuelto a la humanidad en los últimos tres meses, de su apego a la esclavitud física o mental, de sus loas hacia la negación de la libertad de movimientos, de sus acusaciones sin fundamento o sus intentos de señalar al disidente. Ya lo decía Cioran, la sociedad no es una enfermedad, sino un desastre. Es un milagro estúpido que consigamos vivir en ella. Y el auténtico virus, el humano, sigue creyendo que es el centro del universo…

    Me gusta

  4. Hola Carlos Javier y lectores. En el blog de abajo, al principio, hay comentarios acerca del contenido profundamente filosófico que se descubre en las Sonatas para piano de Beethoven, sobre todo las Opp. 109, 110 y 111. Beetoven tuvo una muy escasa formación en la escuela primaria, aunque, posteriormente tuvo amigos de la aristocracia en cuyas casas leía libros. Pero, en su caso, eso no importa, ya que su modo de pensar se realizaba en música.
    Salud para todos/as

    https://comentariosaconciertosafa.blogspot.com/2020/02/afa-comentarios-las-obras.html

    Me gusta

  5. Ciorán examina el único problema de mayor significación para la filosofía: el tenue límite entre la vida y a muerte. Lo hace con tal entereza e imparcialidad sin admitir chantaje ideológico alguno, pues todos ellos son defectuosos e irrelevantes frente al problema que aborda. Desecha las paradojas en los que muchos encuentran argumentos para tratar este problema y a pesar de esta soledad de su propuesta, sigue viviendo para continuar descubriendo las falacias en las que otros filósofos se escudan para evadir asumir y sustentar su propia existencia.

    Me gusta

  6. Con este hombre ,con sus escrituras,mas bien,encontré un acompañante cuando ya estaba saliendo de la juventud.Tengo 80 años y solo él me permite respiros hondos cuando me estoy ahogando.Dice exactamente lo que siento,de una manera que me llena de admiración,poesía,risa y bermanación,lo llevo conmigo adonde vaya.

    Me gusta

  7. Hola, estimado Carlos Javier. Excelente artículo, como siempre.
    Tengo una pregunta: ¿En qué consiste la diferencia entre esta edición que reseñas y la tradicional de Tusquets editores? ¿Por qué dices que esta nueva edición es la más completa?

    Me gusta

  8. No he leido gran cosa de la obra de Cioran. Me disculpo. Pero por lo que acabo de leer, comienzo a pensar en lo verdaderamente insoportable que la vida trivial y cotidiana puede resultar para cualquier persona con unos pensamientos tan pesimistas. Que encuentro de atractivo en su texto? Quiza la valentia de exponerse por completo al mundo. En los programas de los 12 pasos de AA existe un cuarto paso que consiste en vaciar el interior, mostrarse tal cual la persona es, sin mentiras ni dobleces todo esto con la finalidad de enfrentrarse consigo mismo, algo asi como mirarse al espejo para aprender a mirar lo que uno mismo es y ha sido, que por un profundo egoismo se han cerrado los ojos del alma y la realidad de las cosas ha sido distorsionada por la misma causa.

    Me gusta

  9. Pingback: EN LAS CUMBRES DE LA DESESPERACIÒN | D LOBOS

¿Algo que decir?